EVENTO: Baile con antifaces — Halloween 2020

Un traje completamente blanco, sus pendientes dorados que tanto le fascinan y su antifaz plateado, listo para deleitar las vistas ajenas con su magnífica presencia. Ser el rey de los héroes es su día a día, dueño y gobernante de todo lo que esté a su imaginación, pero hoy más que nunca es el rey de la fiesta ante tanto plebeyo a su entorno.

Atraer las miradas de quienes ya estaban presentes a la celebración le importaba poco, su único interés yacía sobre las mesas montadas en los laterales del gran salón. Su vista y característica sonrisa de orgullo en su rostro iban dedicadas al vino que ansiaba probar, juzgar de su sabor y compararlo con él único e inigualable vino que guarda en el interior de su Gate of Babylon.
Siendo un gran coleccionista de todo lo que fuera catálagado como tesoros para él, era destinado a ser resguardado en su gran almacén. Solo los vinos más finos y gloriosos en cuanto al deleite de su paladar podían entrar entre sus filas de colección, pocos podían disfrutar de de lo esplendido que eran sus reliquias, no compartía con cualquier persona de ello.

Sujetó una de las copas entre lo mucho que podía tomarse para la comodidad de cada participante y vertió el vino que tanto esperó. Era conciente de que la persona a quien esperaba encontrar aún no llegaba al lugar, degustar del vino era parte de su espera.
Bebió un pequeño sorbo al cerrar los ojos, dándole la espalda a todos en la ceremonia. — Una bebida tan pobre, sorprendente que esperen deleitar a cualquiera con esto... Pero no inesperado. — Bajó la taza hasta la mesa y sonrió con victoria, estaba confirmado el hecho de que su vino no se comparaba con ningún otro. Dejarlo sobre la mesa y moverse a un lado solo para alcanzar la comida, era prueba de que no estaba dispuesto a consumirlo en una noche donde se supone uno debe gozar. Esperará el momento indicado para mostrar lo que tenía guardado hasta que llegue la mujer.

Al final, solo optó por elegir alguna botana de su agrado.

-solo es un baile... no tengo porqué hacer más que disfrutarlo y ya... -

Son las serias pero tranquilas palabras que se dice Charlotte en voz baja al entrar en el salón de baile. Como es costumbre de alguien perteneciente a la nobleza del reino de Trébol, la rubia usa un largo y elegante vestido de colores y detalles sobrios. El suyo es de tonos azules y estampados de rosas de color azul oscuro, de mangas hasta los codos y ruedo adornado con encajes. Su cabello está suelto, a excepción de la trenza que usa en el lado izquierdo del flequillo y, como adorno solo lleva un elegante antifaz de estilo veneciano de color azul y aplicaciones de plumas de varios colores


-vaya... hacía mucho que no acudía a un baile como este... el último fue el Festival de las Estrellas... -

Recuerda, en voz inaudible, dejando que la música le traiga los recuerdos del último baile que pudo disfrutar al lado de aquel a quien tanto amó.

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Su atenta mirada no podía dejar de poseer el hermoso jardín a las afueras del castillo, el cielo nocturno simplemente era un lienzo en dónde conectar los puntos brillantes se volvía algo interesante. No podía sentirse capaz de mezclarse entre aquellos quienes estaban presentes.

No esperaba siquiera tener alguna interacción con alguien, pero al parecer alguien tenía intenciones de pasar el rato con ella; aquel joven del que ya había tenido un acercamiento profesional antes.

— Sí. - Respondió. Nunca había estado en una situación similar, por lo que su actitud seguramente fuera retirada a la amabilidad y delicadeza. — Gracias. - Añadió casi en un susurro.

2B podía consumir alimentos pero no le darían los mismos beneficios o percusiones que a los humanos, simplemente le regalarian quizás algo parecido al sentido del gusto, pero nada fiel a lo natural.

Bebería de aquella copa, sintiendo por primera vez el sabor del alcohol. Algo extraño, a decir verdad.

No era del agrado de Silene el estar metida en bailes y fiestas cuando debería de estar en el Santuario y/o encargándose de las misiones asignadas por el Patriarca o por la mismísima diosa Athena, pero... para su disgusto, ha sido la mismísima Athena la que le ha sugerido ir a este baile para "relajarse"...

-como si pudiera hacer eso... no veo por ningún lado a Ayana ni a Colt... tampoco encuentro a mis más cercanos amigos... esto es una pérdida de tiempo...-

Masculla, aburrida de estar allí. Desde que ha llegado, no se ha movido de uno de los rincones del salón y se mantiene junto a una de las puertas.

Como no suele usar vestidos - porque los detesta - lleva una sencilla tenida que consta de una blusa de seda de color rosa pálido que está adornada con un lazo de color violeta en su cuello, el cual parece ser una corbata más que un lazo, pantalón de tela de color marfil, botines de charol blanco y como únicos detalles de adorno tiene un antifaz dorado con decoración de rosas en un lado y Piscis, de la cual Sil nunca se aparta, adorna su cabello y resalta con su áureo brillo y sus delicadas líneas rosadas.



Al provenir de una familia de "sociedad", la griega conoce este tipo de eventos desde niña, eso hace que los deteste con todas sus fuerzas al siempre haber sido relegada a ser la entretención de los invitados con canciones clásicas y no poderse divertir con el resto de los niños. No soporta recordar nada de ello, mas su mente la traiciona y le hace pensar en eso de todos modos.

-vaya, y yo que pensé que los recuerdos de la maldita familia de la que provengo jamás me volverían a molestar... creo que canté victoria muy pronto... en fin, qué importa eso...-

Murmura, observando al resto de personas que se han reunido en esta celebración. En sus manos, como siempre, hay una rosa roja.

Luego de ver a varias mujeres llegar decidí en tomar una bebida para sentirme en ambiente, la ultima vez que estuve en un sitio así era en un trabajo de cazería el cual no termino demasiado bien, pero a pesar de todo cumplí con el deber y la paga fue alta. Al acercarme donde se encontraba las botellas me entró la duda entre servirme un poco o tomar la botella, y quizás se viera poco elegante tomando el cuenta el lugar, -- Esta vez no me correrán de la fiesta. -- tomando una copa me serví y probé un sorbo, el cual notaba un sabor diferente a los que he probado, pero ahora que estoy aquí tomaré un poco de los aperitivos y algunos dulces, después de todo de seguro traerán más si se acaba.

Volteé a ver a las demás personas y personalmente no podía desaprovechar la oportunidad de hablar con algunas chica o mujer que viera, realmente eran bellezas a la vista de cualquiera, sería una pena no disfrutar de las circunstancias, incluso sin importar cual sea el final o sin que haya acción después de la conversación, algo así no me llama completamente la atención. Por otra parte me encantaría encontrarme con Rin, a pesar de los bandos por alguna razón puedo tener amistades del grupo enemigo... de seguro podrá destacar de las otras chicas, aunque todas destacan hoy. Caminé hacia la ventana y me quedé ahí tomando y comiendo de los aperitivos.

—Master…

Pronunció, con una voz baja y avergonzada, aún no se acostumbraba a los comentarios de su Master. No solían tratarla con tal afecto y cariño y esto le agradaba, no le tenía miedo… y sus habilidades no lo afectaban, incluso la ayudó a "controlarlas" para ir a la fiesta. Razón por la cual el mayor estaba peinando su cabello, con cuidado y suavemente, ella le había pedido si le ayudaba a cepillar su cabello, dejándolo suelto, pero liso y sin ningún nudo.

—¿Una casa? Master, no debiste hacerlo… Estamos bien aquí, así podrás ahorrar para otras cosas…

Se volteo a ver a su Master… a su padre, aunque no tenía el derecho a decirlo en voz alta. No estaba viva, era solo un servant, uno muy caótico. Y con una dulce voz agradeció el gesto de peinarla, colocando un infantil antifaz blanco en su rostro, acomodando el hilo transparente para que no se viera y no enredara sus cabellos. Y con una sacudida a su vestido, que se asemejaba mucho a los de su época camino al lugar de la fiesta.

—Mas… onii-chan, ¿estás seguro de venir?

Susurró, alerta al ver a muchos desconocidos. No confiaba en ninguno, aunque si viera a Rin tal vez se sintiera mejor, la chica mayor se había convertido en su hermana mayor. Y para cuidar identidades pronunció el modismo japonés en lugar del título del pelinegro.

Asintió por el comentario, había observado más fiestas… personalmente, había causado la mejor fiesta, cuando fue… cuando fue ahorcada por sus habilidades. Esta fiesta era demasiado calmada y suave, y además, no estaba tan acostumbrada a la música oriental. Aunque tampoco a la música de su país natal.

—¿P-Para mi?

Se sorprendió, pero tomando el saco del mayor lo acompañó, no queriendo alejarse de él, y mucho menos perderse entre tanta gente que no conocía. Aunque se apartó poquito al ver al mayor tomar el micrófono, pero aún mantuvo su agarre en el saco negro.

"¡Es increíble! Master es muy talentoso y realmente bueno en lo que hace".

Halago en su mente, maravillada de las habilidades de su "onii-chan" y disfrutando de la canción. Le gustaba el ritmo y la voz de este, era simplemente increíble.

ATENCIÓN, MIEMBROS ENMASCARADOS.

Una voz masculina y sin un timbre de voz claro dicta mediante unos parlantes que se encuentran en las esquinas superiores de la habitación lo siguiente;

— Es la hora del baile principal. Por favor todos los presentes encuentren una pareja, no importa quién sea. Disfruten de la siguiente pista, una balada hermosa, el vals del lago de los cisnes.

Siguiente a esto, comenzó a escucharse en toda la habitación, resonando de pared en pared la música, de tono pacífico, relajante y romántico.

¿Sería propio para una Diosa mezclarse entre la multitud? No lo veía como una opción fiable, no le agradaba para nada la idea de permitirse caminar entre miles de desconocidos, además de que cabía la posibilidad de que personas enemigas se encontrasen escondidas entre la multitud, con malas intenciones. Aunque la carta que había recibido aseguraba que sería una velada tranquila, no podía bajar la guardia.

El día del baile, la diosa de los cielos se negaba rotundamente a asistir, decía no interesarle. Por supuesto, se mentía a ella misma, a pesar de negarlo, tenía la prueba de que esa misma tarde se paseó por toda la academia con ansiedad, buscando algún distractor para no asistir. Por más que la idea de ir persistía en su cabeza, ella se resignaba a obedecer a su sub consciente. Pasó así un par de horas, incluso cuando el evento ya había comenzado se negaba a ir. Pero, mientras buscaba motivos para no ir fue que vió la maravillosa oportunidad de relucir su belleza incomparable. Es decir, era la diosa más hermosa que existía, ¿Cómo podría desperdiciar semejante oportunidad?. Una vez que dió cuentas de ello, fue que se apresuró en vestirse para la ocasión, y buscar algún antifaz. Rechistaba ante la regla del antifaz pero era una regla, y si la faltaba entonces no podría entrar al castillo.

No necesitaba de nada más que un buen vestido para destacar su encanto. Existía la ventaja de que días antes había ido de compras con Kagome Higurashi, por lo que tenía un hermoso vestido carmesí, largo y ostentoso, parecía ser que la diosa ya tenía planeado desde antes asistir. ¿Podría ser?.




Podría decir que llegó atrasada como damisela corriendo al baile, pero en realidad llegó volando en Maána, así no perdería más tiempo. De todas formas entró tarde, peleando con los guardias para que le permitieran ingresar. Por suerte lo consiguió, y una vez dentro quedó asombrada y casi boquiabierta de lo elegante que se veía todo; el lugar, la decoración, la música e incluso la vestimenta de los presentes. Era el lugar perfecto para ella. Caminó entre la multitud haciendo resonar sus zapatos y arrastrando su vestido, no entendía en qué estaban pero lo más lógico sería apartarse del centro y buscar a un conocido. A los costados del gran salón se podían divisar mesas largas con tragos y aperitivos. En el instante en qué sus ojos escarlata vieron los tragos fue que el deseo de degustarlos apareció en ella como un rayo. Buscó entre los objetos que habían en la mesa, caminando desde punta a punta.

En medio de su trayecto, chocó con el pecho de alguien, al parecer un hombre. Iba distraída mientras miraba lo que estaba por sobre la mesa, por eso no pudo ver quién había delante.

— ¡Ugh! ¡Ten más cuidado! ¿¡Acaso no ves que estoy caminando por-. . .

Se dejó de chillar en cuanto levantó la mirada y vió ante ella a su Master, Gilgamesh. Era imposible no reconocerlo, con su rubio cabello y su aire de sofisticación y egocentrismo. Se comenzó a alejar en un vano intento de ignorar la situación, ¿Por qué tenía que ser él la primera persona que pillaba?.

La rubia terminó por soltar un suspiro pesado cuando vió a la mujer de cabellos plateados interactuar con aquel hombre que ella desconocía, apartó la mirada hacia el pequeño escenario que había en el salón ¿Qué estaba buscando realmente? Se sentía tan fuera de lugar allí que pronto sus nervios (sumados a su negatividad) comenzaban a nublar su mente.

Intentó concentrarse en el canto del hombre que entonaba una hermosa canción pero ni siquiera eso pudo tranquilizarla, sentía un poco de envidia de la facilidad que tenía para desenvolverse. Mordió su indice, frustrada, tan fuerte que logró sacarse un poco de sangre. Aflojó un poco, la tensión se acumuló en sus hombros. Recorrió el lugar con la mirada una vez más, logrando distinguir a un par de personas que conocía por el mero hecho de que, en alguna ocasión, les había tocado trabajar juntos.

Ah, había demasiada gente. O bueno, más de la que acostumbraba a tratar. Pensó que sería mejor abandonar la idea de estar allí, por lo que caminó hacia la puerta del salón. Fue a medio camino cuando oyó aquella voz que indicaba que el baile ya había empezado, sus nervios incrementaron. Su corazón se aceleró y sus piernas temblaban como gelatina ¿Qué era ese tipo de situación? ¿Sería muy patético si ella, como diosa, invitaba a alguien a bailar? ¡¿A QUIÉN PODRÍA INVITAR DE TODOS MODOS, SI NO CONOCÍA A NADIE?! Se las arregló para caminar ligeramente hacia una de las mesas, intentando pasar desapercibida, y tomó asiento. Una de sus manos se hallaba sobre sus labios. Se sentía enferma aunque su estómago estaba vacío, ¿Cuánto tiempo podrá la diosa lidiar con su ansiedad social producto de su aislamiento?

Incluso si actuaba segura de si misma y decidida frente a los problemas graves, no podía ser de la misma forma en este tipo de eventos. Probablemente pase del primer baile hasta sentirse un poco mejor.

| Emiya House |

Me encontraba en mi aposento reposando ya que no tenía muchas tareas caseras que hacer, por lo que me dispuse a leer el correo. Aparte de Facturas me encontré un sobre peculiar en el que una vez que lo he abierto observo que es una invitación a un baile de enmascarados.

━ ¿Ah? Pero no tengo pareja a quien invitar.

Me cuestionaba a mí mismo mientras mi mirada se puso en el techo mientras posaba una mano en mi cabello erizado pensando si en ir en solitario o no ir. De manera deductiva ambos bandos estarán ahí por lo que tendrá una visualización mínima de los involucrados.  
Solo suspire mientras decaía mi mirada para luego ir a buscar una ropa conveniente para este momento, en ello un recuerdo de mi padre acude a mi mente como fantasma de vida pasada una memoria que me relataba como fue a una misión en una fiesta de enmascarados.
/Kiritsugu tenía el antifaz en mano mostrando que era un símbolo para ocultar tu identidad, y dicho disfraz lo tenía guardado para otra ocasión si fuera a ocurrir, lamentablemente nunca ocurrio./

En esa transición ya me encontraba revisando las cajas del viejo, a decir verdad, no las quería abrir por avivar recuerdos del pero si quería ir tenía que buscar el traje y el antifaz, mis pupilas danzaron en cada una de ellas y por fin en una polvorienta caja se encontraba aquel traje abandonado aunque la caja estaba algo fea el traje relucía como nueva por lo que mis comisuras se levantaron de oreja a oreja y decirme a mí mismo.

━¡Aquí Esta!.


|Mas Tarde – Legacy EL Castillo – Salon de Baile|



━ Uhm..

Entrecerraba los ojos un momento notando que algunos tenían cierta hostilidad, esto me lo tome con un poco de ironía dado que sería una batalla descontrolada solo no quería toparse en ese momento con gente que presumen demasiado y que pueden derribar tal cosa.
Usaba un conjunto inusual para mi usar una chaqueta con mangas hasta la mitad, un lazo rojo delgado sujeto a la cremallera delantera, así como una camisa blanca con botones y un cárdigan morado debajo. un collar negro con hebilla dorada alrededor del cuello, y un par de pantalones y botas resistentes. El atuendo es en general negro, con detalles dorados y no podía faltar aquel antifaz negro.
El baile dio inicio, no quería llamar la atención queriendo bailar instantáneamente, seria descortés de mi parte hacia los que buscan una pareja desde hace un buen rato. Por lo que en breve solo me dispuse a recargarme con la pared del salón para ver Caballeros y Damas danzar e si se me daba la oportunidad citar a una de las damas a bailar una pieza conmigo.

━ Me gusta esta armonía.

Su experiencia con la peliblanca le había dejado información acerca de su personalidad, al igual que él, una mujer de pocas palabras y quizá llevado a otro nivel.
Llevó su mirada a la pista luego de haber entregado la copa y quedarse con la suya.

–Vaya noche, ¿No? La mayoría debe saber a quien invitar a la pista, si... Parece ser así.

Debido a su temprano ingreso a la academia desconocía en su totalidad a los estudiantes, profesores y ciudadanos. Apenas y había podido compartir momentos con un grupo, siendo la mujer una de ellos.

Invitarla a bailar no era una opción, no por ahora, pues ni siquiera era capaz de coordinar sus pies y lograr un paso de baile. Nunca se dispuso a aprender, no tubo ni se dio el tiempo necesario para conocer los movimientos más sencillos.
Sin embargo, ver bailar a los demás podría inspirarlo, aún con la falta de una pareja.

Dime algo, 2B.¿Te gusta bailar o solo viniste por algo de distracción?

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• • •








Esa voz que dió la indicación, hizo que su atención fuera directamente al centro de la pista. Guiada por su curiosidad, observaba a las personas que torpemente buscaban con quién bailar. Incluso, aunque viniesen acompañadas, aquella actitud desorientada podía verse.

— Supongo que ya se conocen.

Respondió después de despegar la copa de sus labios, podía sentir el fuerte aroma del alcohol golpear su nariz. Seguía interesada en el baile, aquellos movimientos que las personas realizaban eran demasiado suaves.

¿Ella podría?, No estaba segura. Nunca hizo algo parecido.

— Distracción. Es interesante observar a los humanos.

Después de mucho tiempo, su mirada volvió a su acompañante; parecía también curioso por el conjunto de personas que bailaban al centro. La loca idea de invitarle a bailar tocó fondo en su mente, quizás así sabría si era capas o no de realizar dicha actividad.

— ¿Quieres bailar?

Al terminar los aperitivos y la bebida que tenía decidí caminar en círculos en busca de poder conversar con alguna chica o mujer, algo fácil contando que hay por toda esta sala, de igual forma la primera que me vea podría ser con quien comparta copas y quizás algo de comer. -- Bueno, ya he estado quieto mucho esta noche, ya es hora de disfrutar y no solo la fiesta. -- con una sonrisa y mi mascara puesta caminaba despacio entre los invitados y las chicas a mi alrededor, a lo que de pronto veo a una chica de ojos verdes y cabello dorado muy curioso al cual casi le puedo oler el shampoo, así que decidí acercarme.

Estando a menos de medio metro de distancia de la chica sentí que ya podía reconocerla, aunque para recordar nombres no soy bueno intenté llamar su atención, me serví una copa y me la bebí de un sorbo, a lo que me sirvo otro sorbo para beberlo más tranquilamente, luego le dirigí una palabras, -- Eres... ¿Nero Claudius? No discúlpame lo atrevido, pero quería pedirle poder bailar esta pieza. -- se anunció que sonaría un vals, así que solo me queda esperar a su respuesta, -- Por supuesto que tiene el permiso de rechazar mi invitación si así lo desea. -- aún de pie ahí espero pacientemente su respuesta.

El anuncio e invitación a bailar hace que la rubia suelte una baja risita sarcástica. ¿Bailar, ella? ni de broma... allí no conoce a nadie. Al menos eso supone al mirar a su alrededor. sin embargo, una silueta se le hace familiar entre la gente. Está junto a una de las puertas de acceso al salón y se mantiene quieta. Aquel cabello aguamarina se le hace conocido, por lo que se acerca rápidamente hasta aquella persona.

-Buenas noches... Ha pasado mucho tiempo, ¿no lo cree, lady Silene? Es bueno verla... Puede ser que esto suene extraño, pero... ¿Me acompañaría en esta pieza? No me gustaría bailar con algún desconocido... Después podemos limitarnos a conversar un poco...-

Saluda y solicita rápidamente. La griega es la única persona con la que Charlotte aceptaría bailar aunque sea una sola canción y compartir parte de la noche.

Justo cuando la griega quiere ya fugarse del salón y volver a su habitación, anuncian la invitación a un baile. La mujer se carcajea por lo ridícula que se oye la idea de moverse para invitar a alguien a bailar.

-Si tan solo ella estuviese aqui... Solo aceptaria bailar si Ayana me lo pidiese... -

Susurra, para pronto oir una voz conocida. Al alzar la vista, nota que es alguien a quien no ha visto hace mucho tiempo y, sinceramente, le alegra que sea ella quien se le ha acercado.

-Pues sí. Ha pasado mucho tiempo, señorita Charlotte... Asumo que, si está usted aquí, la pequeña Hikari se encuentra bien y está bien cuidada por alguien de su confianza.. -

Señala, a lo que la rubia asiente en silencio. La griega sonríe, para pronto colocar la rosa roja que trae en sus manos en su cabello junto a Piscis y después extender su diestra hacia la dama frente a ella.

-Acepto su invitación. Así no nos aburrimos y no nos vienen a molestar para que bailemos. -

La mayor de ellas acepta la mano de su acompañante y, así, las dos damas se mueven un poco mas al centro de la pista para pronto comenzar a bailar. Hablan en voz baja y se sonríen, aliviadas de poder pasar un buen rato.